Capítulo 3: Los hilos del misterio se tensan
Llegué a la pequeña comisaría, cuya apariencia evocaba
la habitación del antiguo sheriff del Salvaje Oeste, tal como recordaba. Sin
embargo, el jefe que conocí en aquellos tiempos ya no estaba. En su lugar, me
encontré con un joven de apariencia no mayor de treinta años. Era de complexión
atlética, con una mandíbula cuadrada y un rostro serio que le conferían un aire
malhumorado. Sus botas relucientes y su impecable aspecto irradiaban una
pulcritud exagerada, llegando incluso a sugerir un cierto nivel de obsesión por
los detalles. Tras su firme apretón de mano, me invito a sentarme.
"Buena tarde, señor Abrahán. Lamento tener que
conocerlo en estas circunstancias desafortunadas. Mi nombre es Enrique y quiero
que sepa que desde el primer momento hemos estado haciendo todo lo posible para
localizar a su hija.
No quiero parecerle abrupto, pero me consta cuál es su
profesión fuera de las fronteras españolas. Es fundamental que permita que las
autoridades competentes actúen en todo momento para facilitar nuestro trabajo.
Como padre, es necesario que colabore"
Su semblante impasible, su postura rígida y su mirada
penetrante seguían transmitiendo un mensaje claro: estas no son sus
competencias, así que déjeme trabajar.
"Señor Enrique, me presento ante usted en
calidad de padre. ¿Qué se sabe hasta ahora sobre las circunstancias de la
desaparición de mi hija?" Debía mantenerme firme y, sobre todo, ocultar
cualquier rastro de molestia ante en sus maneras.
“Las pesquisas actuales nos indican que se encontraba
en el bosque cuando desapareció. No tenemos constancia que hubiese quedado con nadie.
Su hija hacía continuas salidas al bosque para recopilar información para un
libro de seres mitológicos de los bosques. Hemos obtenido el borrador de su
libro y si lo desea le haremos llegar una copia. Peinamos el bosque y
realizamos especial hincapié en aquellas zonas que su hija Casandra consideró
especiales. Pero aún no tenemos nada concluyente”
Sus gestos no verbales marcaban claramente una postura
defensiva.
“¿Tienen constancias o sospechas de alguna posible
involucración militar? ¿Cuál es el último lugar donde mi hija recababa
información?”
Su gesto se torció a modo disgusto.
“Señor Abrahán, no sé de donde pudo sacar la idea de que
el cuerpo militar puede estar involucrado en la desaparición de su hija, pero
dejemos algo claro. Nada puede estar más lejos de la realidad. El cuerpo
nacional de la guardia civil y por su puesto los estados militares colaboran
estrechamente para ayudar a esclarecer el paradero de su hija. Su hija tenía intención según el borrador de
su libro, de obtener información de una deidad antigua que se encontraba en un
antiguo asentamiento, en la montaña del indio. Ese lugar está custodiado por
los militares y no se ha informado de que su hija pidiera acceso u entrase de
manera ilegal en zona militar”
"¿En qué punto se encuentran las investigaciones? ¿Tienen algún sospechoso?" pregunté con impaciencia.
"Hasta ahora, señor Abrahán, no hemos descubierto nada relevante. Comprendo todas sus preocupaciones, pero es necesario que nos permita trabajar", respondió el jefe de policía con calma.
"¿Qué saben sobre Luis Águeda Ramírez y su relación con mi hija? Y ¿quién es el militar Bryant? No pretendo ser entrometido con mis preguntas, pero ambos hombres me abordaron y me gustaría que me proporcionara más información sobre ellos", continué indagando.
"No se preocupe, no está siendo entrometido y puedo entender que, si estuviera en su misma situación, tendría las mismas preguntas", respondió el jefe de policía. "Investigaré a Luis Águeda, ya que no tenemos constancia de ninguna relación con su hija. En cuanto al teniente Bryant, no puedo proporcionarle demasiada información. Su trabajo y el de su sección son clasificados. Solo puedo decirle lo que usted mismo podría averiguar. Pertenece a las fuerzas aéreas. Si lo considera adecuado, hablaré personalmente con él para averiguar por qué se acercó a usted y me centraré en el tema de Luis. Le proporcionaré información al respecto entre hoy y mañana".
El jefe de policía mostraba ahora una clara incertidumbre ante mis preguntas.
"¿Desea preguntar algo más, señor Abrahán?" preguntó, visiblemente ansioso por terminar la conversación.
"Sí, solo una pregunta más", dije con determinación. "¿Se ha presentado alguna denuncia en el último año relacionada con fenómenos extraños, como luces extrañas en el cielo o la aparición de algún ente gris?" Su expresión denotaba sorpresa.
"Bueno, este lugar siempre ha sido propicio para despertar la imaginación de los aldeanos y ha habido varias denuncias a lo largo del año sobre esos fenómenos", admitió el jefe de policía. "Sin embargo, siendo sincero como usted, a pesar de conceder cierta credibilidad a la posibilidad de que algunas personas hayan presenciado fenómenos que les pareciera extraños, todas nuestras investigaciones han sido infructuosas. En su mayoría, se trataba de bólidos celestes astronómicos que surcaron el cielo durante unos segundos, satélites artificiales o sombras naturales en el entorno. Ningún testigo tenía suficientes conocimientos o estaba lo suficientemente sobrio como para ofrecer un relato coherente. En resumen, no hemos encontrado ninguna prueba que corrobore esos testimonios".
El jefe de policía se quedó en silencio, y en su
mirada pude percibir una mezcla de frustración y escepticismo.
"¿Hay algo más en lo que pueda serle útil, señor Abrahán?" preguntó el jefe de policía.
"Me gustaría solicitarle que me proporcione todos los informes relacionados con sucesos que los testigos hayan considerado de naturaleza extraña", respondí.
El jefe de policía esbozó una media sonrisa y asintió. "Aunque no comprendo del todo cómo le pueden ser de utilidad, se los haré llegar. Si no le importa, continuaré con mi trabajo". Extendió su mano nuevamente para despedirse de manera cortés.
Asentí y le estreché la mano, agradeciendo su
colaboración. Sabía que aquellos informes podrían contener las claves para
desentrañar el misterio que rodeaba la desaparición de mi hija. Con una mirada
determinada, me alejé de la comisaría, decidido a adentrarme en un camino lleno
de incógnitas y peligros en busca de la verdad.